DIVERSIDAD COMO VENTAJA DE APRENDIZAJE

En un mundo cada vez más globalizado y conectado, la diversidad es una realidad que se refleja en nuestras comunidades, lugares de trabajo y, por supuesto, en las aulas de clase. Sin embargo, a menudo se considera que la diversidad, es un desafío que debe superarse, en lugar de ser una ventaja que puede enriquecer la experiencia educativa.
En este artículo, exploraremos cómo las aulas inclusivas y diversas pueden preparar a los estudiantes para el éxito en un mundo cada vez más complejo y con necesidad de conexión personal.
Primero, quiero que entendamos la diversidad en las aulas de clase como un multiverso de la sociedad en general. En ellas, encontramos estudiantes de diferentes orígenes culturales, étnicos, religiosos y socioeconómicos, y esto representa una gran oportunidad para que los estudiantes aprendan unos de otros y se beneficien de las diferentes perspectivas y experiencias que ofrece cada uno.

A continuación, te cuento algunas de las ventajas que ofrece la diversidad en el aula para los estudiantes:
1.Habilidades sociales y emocionales. Esto ayuda a que los estudiantes desarrollen aptitudes como la empatía, la comunicación efectiva, e incluso la resolución de conflictos cuando interactúan con alumnos de diferentes contextos sociales y culturales.
2.Aumento de perspectiva. Es para quien escribe este artículo, una gran oportunidad de exposición de los estudiantes a diferentes culturas y experiencias que les ayudará a ampliar su perspectiva y a desarrollar una visión más global de la sociedad misma.
3.Fomenta la creatividad y la innovación. La diversidad en las aulas es un pilar fundamental para impulsar en los estudiantes la creatividad y su capacidad de innovación en la institución. Empresas como Google han demostrado que la diversidad en su equipo de trabajo, con empleados de distintas nacionalidades, géneros y perfiles, ha sido clave para su éxito en la generación de ideas disruptivas y soluciones creativas. En este sentido, es importante que las instituciones educativas y las empresas valoren y fomenten la diversidad en sus estudiantes y equipos de trabajo, ya que esto no solo enriquece el ambiente de aprendizaje o laboral, sino que también impulsa la innovación y el progreso conjunto.
4.Preparación para un mundo globalizado. Una gran apuesta para la educación tradicional en colegios a nivel nacional. La educación inclusiva, la promoción del diálogo abierto, la realización de actividades colaborativas y adultos como ejemplo a seguir, son solo algunas de las estrategias que hoy permiten que se fomente la diversidad en las aulas de manera respetuosa y empática.
Así mismo, El Ministerio de Educación Nacional en su política de Inclusión y equidad: hacia la construcción de una política de educación inclusiva para Colombia, tiene como objetivo evidenciar los desarrollos del MEN para la consolidación de la política educativa en el marco de la inclusión, la equidad y la interculturalidad, con el fin de garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad. De hecho, Maritza Mosquera, docente del colegio distrital IED Alejandro Obregón, señaló que “la diversidad en las aulas es una fuente infinita de oportunidades y conocimientos, que enriquece de muchas maneras a los estudiantes y el aula de clase en general”.
Ahora bien, la educación como derecho implica el reconocimiento de la diversidad en el ambiente educativo, es decir, la educación inclusiva elimina las barreras para el aprendizaje y promueve la participación de los estudiantes en el colegio, asegurando una educación equitativa que reconoce y aborda los diferentes ritmos de desarrollo y estilos de aprendizaje, así como las características contextuales de todos y cada uno de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, “aún son muchos los casos que día a día se presentan al interior de las instituciones educativas por falta de tolerancia de los estudiantes, incluso de las mismas directivas, e irrespeto contra los alumnos con alguna diferencia, ya sea social, económica, étnica o física”. Señaló Mosquera.
En conclusión, educar en y para la diversidad es enseñar a mirar de frente, aunque esa mirada cause sufrimiento, angustia, impotencia. Enseñar a que no se puede dar la espalda y decir: “No es asunto mío”, aunque no sea asunto mío. La educación en y para la diversidad está llamada a instalar expresiones y comportamientos que dicen: “¡Sí, esto es de mi incumbencia!”, y a erradicar del lenguaje y en las acciones, manifestaciones como: “¡Yo me mantengo al margen!”. Sólo de esta forma la educación se hace tributaria del primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, además de reconocer que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, exige que debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros.
La profe Maritza concluyó que “se trata de motivar al estudiante a expresar libremente sus opiniones y a desarrollar sus trabajos según sus propias necesidades y preferencias, sin embargo, es evidente en la educación pública la falta de interés en docentes y estudiantes por respetar las diferencias individuales, culturales y sociales”. Añadió que “la diversidad en las aulas no es un problema, al contrario, es una puerta de oportunidades que enriquece el aprendizaje de los estudiantes, iniciando, precisamente, con el de construir desde el colegio a adultos con empatía, tolerancia y respeto por el otro”.
Escrito por: Daniela Traslaviña